Primera Persona - Nro. I Año 2015

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Los jueves paso a buscarlo por la puerta de la facultad, pero hoy estoy ansioso imaginando la charla que tuvo con Mercedes "Seguro que le pide que sea la novia...seguro. " Lo veo cruzar el hall, pasa rápido sin dirigirme la palabra, me deja con la sonrisa que tenía en la cara apenas lo vi venir. "Hey, boludo ¿qué pasó?". Sale rápido, lo sigo por Palestina hasta Humahuaca, donde está el departamento que compartimos hace tres años, cuando nos vinimos a estudiar a Buenos Aires, él Educación Física y yo, Farmacia. Lo sigo apurando el paso, cuando lo alcanzo, ya me está empezando a preocupar, se gira y me mira, puedo ver que está furioso, abre la boca y levanta el brazo con el puño cerrado, por un momento tengo miedo que me pegue una trompada, pero al mirarme a los ojos, algo en su rostro se relaja inmediatamente, se da media vuelta y entra al edificio, casi me cierra la puerta en la cara, sube por la escalera, bueno, ésa es su costumbre, no voy a tomar como personal que no quiera compartir los cuatro pisos conmigo en el ascensor, igualmente llegamos juntos. Espera que abra la puerta, y se mete en el baño dando un portazo que hace vibrar los vidrios. Seguro que las cosas no salieron como esperaba, y en el fondo me alegra, no por egoísta o quizás sí, no lo sé. Atiendo el teléfono "Hola Santi, soy Mechi..¿Paul está ahí?". Mercedes es compañera de Pablo en la carrera, nos conocemos desde hace años, es una mujer hermosa, muchas veces pensé que estaba enamorada de Pablo, pero en el último tiempo creo que está interesada en mí, esa curiosidad por saber si estoy con alguien no es gratuita, y me aterra imaginarme esa posibilidad, si Pablo piensa que le quiero cagar la novia, no, mejor ni pensarlo. Le golpeó la puerta y pregunto si la puede atender, abre enseguida, se nota que estaba haciendo tiempo, agarra el teléfono y se encierra en su habitación. Pienso que es mejor que me ponga a cocinar, dejo el saco del traje y me pongo el delantal que me regaló Pablo para Navidad, uno que le pareció muy gracioso pero que nunca uso cuando viene la madre a quedarse con nosotros, tiene el torso de un tipo desnudo, con una hoja de Adán, no sé que estaba pensando este pelotudo cuando me lo compró, pero como le causó tanta gracia verme haciendo el ridículo, lo uso todos los días. La charla parece haber terminado, porque escucho ruido en el comedor, me pregunta sí quiere que ponga la mesa, y volvemos a nuestra rutina. Cenamos con el fondo de la tv que nadie mira ni escucha. No me animo a preguntar qué pasó, y lo espero, siempre lo espero. "¿Vos sabes lo que dicen de nosotros?" me lanza, sin levantar los ojos del plato, no sé lo que dicen, pero me imagino lo que piensan. ¿Será porque somos muy unidos?, pero siempre fue así los mejores amigos desde los 8 años, inseparables. Y las cosas no cambiaron mucho desde entonces, o si, porque ahora tengo un trabajo y una carrera que me absorbe de lunes a lunes, no tengo tiempo para salidas, por eso me gusta estar en casa, incluso los fines de semana, con Pablo tenemos una rutina los sábados, aunque a veces la rompa trayendo alguna que otra novia, vamos a nadar, nos entrenamos, es que tenemos el plan de ir a bucear al Caribe cuando se reciba, la madre nos regaló los pasajes. Ella es muy cariñosa, especialmente conmigo, y no esta tan obsesionada como mi viejo en que le presente una novia y le dé nietos dice que ya no le importa el orden-, pero yo no tengo tiempo, de vez en cuando me animo a invitar a alguna secretaria de los consultorios que visito, pero no mucho más. En cambio Pablo tiene un harén, claro que después de nuestra última discusión ya no las hace desfilar por casa, yo necesito estudiar y aunque me encierre en mi habitación mi concentración hace agua con las visitas en el otro cuarto. Pero con la madre de Pablo y la hermana, no me pasa, quizás porque las conozco, ellas vienen seguido, para que estén cómodas les dejamos nuestras camas y nosotros dormimos en el futton del comedor, juntos "no revueltos" aclara siempre Pablo. Cuando éramos chicos nos encantaba quedarnos a dormir en la casa del otro, mi viejo nos armaba una tienda de campaña en el jardín y ahí dormíamos, uno a los pies del otro, pero ahora que somos más grandes, Pablo insiste en que tengo olor en los pies y terminamos durmiendo espalda con espalda o cuando esta borracho, dice que porque tiene miedo de morirse ahogado en su vómito. Tatiana, se burla con algún chiste de doble sentido, que termina en pelea, pero conmigo ella es muy compinche, cuando Pablo estaba tan enganchado con esa chica que vivía en Boulogne y se iba a pasar el fin de semana con ella, Tatiana se quedaba sentada conmigo en el futton hasta que mi preocupación decía basta o el Lemon pie se terminaba. Yo no salgo mucho, así que todas las distancias me parecen peligrosas, y creo que ella me comprende, es muy parecida a Pablo, el mismo verde de sus ojos y la figura menuda, hubo un tiempo en que pensé que ella gustaba de mí, y realmente entre en pánico, ¿qué sentiría Pablo si saliera con su hermana?, creo que me mataría, pero se puso de novia con un chico del barrio y eso me dejo más tranquilo. 
La cena terminó en silencio, no conteste a la pregunta y cuando Pablo se ofreció para lavar los platos en un día que no le toca, decidí tomarme una ducha larga y relajante antes de acostarme. Cuando salí del baño, lo encontré sentado en mi cama con la tv encendida y las zapatillas puestas. "Che, que traje el cubrecama del lavadero ayer" le recriminé, mientras daba la vuelta para acostarme del lado que él no ocupaba. Deje los anteojos sobre la mesita de noche y me tapé poco más que hasta la cabeza, enseguida sentí como él se acomodaba metiendo las piernas debajo del acolchado, sin tocarme. "¿Vos sabías que Mechi era lesbiana?". Me di media vuelta para mirarlo, y mi cara de sorpresa contesto a la pregunta. "Sep" dijo y dejó el control remoto con el que estaba jugando en la mesita, apagó la luz y arregló la almohada hasta quedar lo suficientemente cómodo para ver la película que había encontrado en los canales Premium. Pensé que podía sentirse mal, y no me pareció pedirle que se vaya a su habitación. 
A la mañana siguiente, me levanté más temprano, para hacer el desayuno y la imagen de Pablo acostado semidesnudo en mi cama me pegó en la boca del estómago. Se había sacado el pantalón para dormir. Estoy acostumbrado a verlo así, pero, ahora no es como cuando éramos chicos, Pablo de chiquito era muy delgado, pero desde que empezó con gimnasia su cuerpo se modeló, además que es obsesivo con los fierros del gym, siempre me quiere llevar, se queja de mis pantorrillas y dice que extravié el culo en alguna mudanza, puede ser, pero yo tengo cuerpo frágil y una altura que me acompleja, pero en traje me hace ver como alguien a quien se lo podría considerar atractivo, quien sabe. 
Cuando Pablo apareció, con un toallón envuelto en la cintura a desayunar, me sentí incomodo, no...no fue eso, lo que sentí, fue calor en las mejillas y miedo de mirarlo a los ojos. Entonces él se sentó, agarró una tostada y las vitaminas que toma todas las mañanas, que le preparo para que no se confunda de frasco y la verdad, también controlo que no tome ninguna porquería. Mientras revuelve su café, casual me pregunta "Anoche no teníamos visitas, no estaba borracho, ¿porqué dejaste que durmiera con vos?" "Bueno, Mechi es lesbiana." fue toda la respuesta que le pude dar, y no le mentía. Me mentía a mi mismo, como decirle que sentirlo cerca, tan cerca, como anoche me tranquiliza, sin que piense que…bueno “eso”, sin que piense.
Cuando me iba a trabajar, Pablo me gritó desde el baño "No te quedes pelotudeando en el trabajo que dan el final de temporada de Game of Thrones". Y cerré la puerta, con una sonrisa, me gusta volver a casa y saber que me espera, esta noche voy a pedir pizza y algunas cervezas, quizás Pablo se emborrache y quiera volver a dormir conmigo.

Basta que uno quiera...
L.M.Drago

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